Cuando hablamos de cirugía del perfil facial o perfilo plastia, la mentoplastia junto con la rinoplastia son los dos procedimientos más determinantes. Una falta de mentón configura una cara sin carácter, con un aumento de la región cervical (papada). Un exceso del mentón configura un perfil demasiado prominente y agresivo.
A la hora de planificar la cirugía se debe analizar la forma del mentón tanto teniendo en cuenta el perfil como en su visión anterior y su dimensión vertical. De igual forma tenemos en cuenta otros factores como las expectativas del paciente, el tipo de piel, los tejidos blandos cervicales, la proyección de los labios, la nariz, la edad, etc. Dado el efecto de expansión de las partes blandas faciales y cervicales, la mentoplastia tiene a la vez un papel rejuvenecedor. Al igual que los otros procedimientos debe planificarse de forma individualizada integrando la mentoplastia en las proporciones faciales del paciente.
La mentoplastia puede realizarse mediante la reestructuración del mentón óseo del paciente o mediante la inserción de una prótesis. La elección de una técnica depende de varios factores que deben valorarse con el paciente, y que estarán en parte determinados por el tipo de deformidad del mentón. Se trata de un procedimiento sencillo, que no requiere ingreso hospitalario, que se realiza bajo anestesia local y sedación. La recuperación es rápida, de tal forma que el paciente puede reintegrarse a su actividad habitual tras cuatro o cinco días. Los resultados son evidentes desde el primer momento de la cirugía.
La realización en aquellos pacientes que lo precisan de una rinoplastia junto con una mentoplastia, supone un cambio del perfil facial cuyos resultados satisfacen al paciente proporcionándole un rostro más armonioso y atractivo.
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